Un regreso esperado con un enfoque diferente
Konami se prepara para lanzar este septiembre Silent Hill f, el primer juego original de la franquicia en más de una década. Tras el éxito del remake de Silent Hill 2 en 2024, las expectativas están por las nubes. En esta ocasión, el desarrollo está a cargo del estudio taiwanés NeoBards Entertainment, que ha decidido llevar la saga en una dirección fresca y arriesgada, sin abandonar su espíritu característico.
Después de jugar cinco horas desde el inicio del título, queda claro que NeoBards comprende profundamente la identidad de Silent Hill, aunque no teme tomar decisiones que podrían dividir a los fanáticos de siempre. El resultado es una experiencia que mezcla elementos clásicos con una ambientación radicalmente distinta.
Un escenario inédito: Japón en los años 60
La diferencia más notoria es el cambio de escenario. Silent Hill f se sitúa en la década de 1960 en Japón, concretamente en el pueblo ficticio de Ebisugaoka. La protagonista, Hinako Shimizu, es una estudiante de secundaria que, al igual que otros protagonistas de la saga, se ve arrastrada a un mundo surrealista y aterrador.
Ebisugaoka está sumido en una niebla espesa y habitado por criaturas deformes que vagan por sus callejones empinados. Las calles estrechas, los techos de lámina y los negocios aglomerados le dan al lugar una sensación de encierro y desconcierto. Los lirios rojos que brotan del suelo aportan un tono visual perturbador que inunda el entorno de una belleza siniestra.
Horror con belleza: una visión del terror japonés
El juego busca transmitir lo que el productor de la serie, Motoi Okamoto, denomina “la belleza en el terror”. Según explicó, el horror japonés se distingue por su capacidad de generar miedo a partir de lo sublime: “Cuando algo se vuelve excesivamente bello y perfecto, puede volverse profundamente inquietante”.
Esta filosofía se refleja en cada rincón de Ebisugaoka. Durante la exploración, el jugador observa templos tradicionales, arquitectura antigua y paisajes rurales que evocan nostalgia, pero todo está contaminado por una extraña amenaza. La presencia de otros personajes —algunos amigos, otros enemigos disfrazados— intensifica la tensión y añade capas a la narrativa. Una figura enmascarada guía a Hinako por una dimensión onírica, donde las decisiones que tome tendrán consecuencias desgarradoras.
Un mundo envolvente y un diseño cuidado
A diferencia del remake de Silent Hill 2, en el que gran parte de la acción se desarrollaba dentro de edificios, Silent Hill f apuesta por la exploración al aire libre. La mayor parte del tiempo se pasa recorriendo el pueblo, lo que permite apreciar en detalle los esfuerzos del estudio por recrear una aldea japonesa de época. Las calles están adornadas con bicicletas, macetas y buzones; los canales de agua fluyen entre los arrozales; los senderos de tierra guían al jugador por un entorno que se siente auténtico y vivo.
El juego adopta una cámara por encima del hombro y elimina la interfaz durante la exploración, logrando una inmersión visual completa. La atmósfera es densa, el ritmo pausado y el diseño sonoro refuerza cada escena con una inquietante calma.
Un resultado que sorprende incluso a los escépticos
Al principio, surgieron dudas sobre la elección de un estudio no japonés para ambientar un juego tan profundamente ligado a la cultura nipona. Sin embargo, esas dudas se desvanecen al recorrer Ebisugaoka. La calidad del trabajo de NeoBards es comparable al nivel de detalle que logró el estudio polaco Bloober Team con Silent Hill 2, pero en un contexto completamente nuevo.
Como alguien que ha vivido en Japón la mayor parte de su vida y ha disfrutado juegos como Shenmue, Persona o Ghostwire: Tokyo, puedo decir que la representación de Silent Hill f está entre las más logradas en cuanto a paisajes rurales japoneses en videojuegos.
Conclusión: una apuesta audaz con resultados prometedores
Silent Hill f no teme desafiar las expectativas. Aporta nuevos elementos como un combate más elaborado, un enfoque estético distinto y una narrativa arraigada en el terror psicológico japonés. Aun así, mantiene intacta la esencia de la saga: sumergir al jugador en una pesadilla inquietante, reflexiva y bella a la vez. Esta entrega promete renovar la franquicia sin traicionar su legado.