La pérdida global de especies se ha considerado durante mucho tiempo una de las mayores amenazas para la vida en la Tierra. Durante décadas, los científicos han advertido que la actividad humana está empujando a las plantas y animales a la extinción más rápido de lo que pueden recuperarse. Se culpa a la deforestación, la contaminación y el cambio climático de acelerar este declive. Sin embargo, un descubrimiento científico reciente sorprendió a muchos expertos. Esto sugiere que, si bien las especies continúan desapareciendo, la tasa general de extinción de plantas y animales se ha desacelerado durante el último siglo. Eso no significa que la crisis haya terminado, pero sí ofrece un rayo de esperanza de que los esfuerzos de conservación y la concientización están comenzando a marcar la diferencia.
Cambio en la tasa de extinción a lo largo de los siglos.
Un análisis detallado publicado en la Royal Society examinó los patrones de pérdida de especies durante los últimos 500 años. Encontró que, si bien las tasas de extinción habían aumentado constantemente a lo largo de los siglos, en realidad habían disminuido en los últimos cien años. El descubrimiento desafía la creencia generalizada de que estamos en medio de una extinción masiva que se acelera rápidamente.Según el estudio, la desaceleración no significa que la pérdida de biodiversidad se haya detenido. Simplemente indica que la tasa de desaparición se ha vuelto menos intensa de lo esperado. La evidencia muestra que en los siglos anteriores, particularmente en los que siguieron a la colonización europea y la expansión industrial, se han producido pérdidas dramáticas de especies, particularmente en las islas. En las últimas décadas, las leyes internacionales de conservación, las áreas protegidas y los programas de reproducción han desempeñado un papel clave en la reducción de estas pérdidas.El estudio también destaca las diferencias entre los principales grupos de vida. Los moluscos y algunos tetrápodos experimentaron las mayores tasas de extinción, mientras que las plantas y los artrópodos sufrieron menos. Esta variación muestra que la extinción es un proceso complejo influenciado por la ubicación, la actividad humana y la sostenibilidad ecológica.
Por qué podría ocurrir la desaceleración
Varios factores pueden explicar por qué el ritmo de extinción se está desacelerando. Una de las principales razones es la conciencia global. Durante el siglo pasado, los países han tomado medidas drásticas para proteger a las especies en peligro de extinción. Las leyes que prohíben la caza y el comercio de animales raros han salvado a muchos de la extinción total. La creación de reservas naturales y corredores de vida silvestre también ha permitido que las especies se recuperen.Otro factor clave es la mejora de la comprensión científica. La ciencia de la conservación ha recorrido un largo camino, ayudando a los expertos a identificar ecosistemas vulnerables e intervenir antes de que sea demasiado tarde. Por ejemplo, los programas específicos de reproducción y restauración del hábitat han ayudado a especies como el orix árabe, el cóndor de California y el panda gigante a lograr una recuperación notable.El estudio también señala que ahora se informan menos extinciones en las regiones continentales donde los marcos de conservación tienden a ser más sólidos. La mayoría de las pérdidas actuales se concentran en áreas pequeñas y aisladas, como islas y hábitats de agua dulce. Incluso allí, los mayores esfuerzos para controlar las especies invasoras y los daños al hábitat han ralentizado el ritmo de declive.Sin embargo, este progreso es frágil. Muchas especies siguen en peligro de extinción, mientras que otras pueden desaparecer silenciosamente antes de que sean documentadas. La desaceleración es alentadora, pero no significa que los ecosistemas sean seguros.
Qué significa esto para los esfuerzos de conservación
Descubrir que la extinción se ha ralentizado supone tanto alivio como responsabilidad. Muestra que el esfuerzo global está funcionando, pero también nos recuerda que el problema está lejos de estar resuelto. La protección de la naturaleza hoy en día no es sólo la preservación de especies individuales. Se trata de mantener el equilibrio en los ecosistemas que sustentan los alimentos, el aire y el agua para todas las formas de vida, incluidos los humanos.Los autores del estudio advierten que no se debe suponer que la desaceleración actual continuará sin una intervención activa. Muchas de las principales amenazas, el cambio climático, la contaminación y la deforestación, todavía existen. Nuestra capacidad para reconocer estas amenazas tempranamente y responder estratégicamente ha cambiado.La participación de la comunidad también fue importante. Las iniciativas locales para restaurar bosques, limpiar ríos y reducir los desechos plásticos ayudan a proteger los hábitats. Los gobiernos y las organizaciones ahora están trabajando más estrechamente, utilizando datos compartidos para tomar decisiones informadas.En cualquier caso, la desaceleración de la extinción debería verse como una prueba de que el cambio es posible. Muestra que la acción, incluso a pequeña escala, puede tener resultados globales si se mantiene en el tiempo.
El camino a seguir para proteger la biodiversidad
Ahora el mundo se encuentra en un punto de inflexión decisivo. Aunque el ritmo actual de extinción es más lento que en el pasado, sigue siendo más alto que el ritmo natural, el ritmo al que las especies normalmente desaparecen sin influencia humana. Esto significa que la biodiversidad de la Tierra sigue bajo presión.Para seguir mejorando, los expertos subrayan la necesidad de abordar las mayores amenazas a largo plazo. El cambio climático continúa alterando los hábitats, obligando a las especies a reubicarse, adaptarse o morir. El crecimiento urbano y la industrialización siguen destruyendo áreas naturales más rápido de lo que pueden recuperarse. La contaminación, especialmente en los océanos y los sistemas de agua dulce, amenaza a innumerables especies marinas y anfibias.El progreso futuro dependerá de equilibrar el crecimiento económico con el cuidado del medio ambiente. Los países que dependen en gran medida de los recursos naturales deben encontrar formas de utilizarlos racionalmente. La reforestación, la energía renovable y controles más estrictos de la contaminación son medidas prácticas que pueden fortalecer los ecosistemas.La educación pública no es menos importante. Cuando las personas comprenden cómo la pérdida de biodiversidad afecta sus vidas a través de las cadenas alimentarias, el clima e incluso la salud, es más probable que apoyen las políticas de conservación.Los últimos resultados nos recuerdan que el cambio lleva tiempo, pero es posible. Aprovechando lo que ya funciona, la comunidad global puede seguir protegiendo los sistemas vivos del mundo.El descubrimiento de que las tasas de extinción de plantas y animales se han ralentizado es una buena noticia poco común en la ciencia ambiental. Esto demuestra que décadas de concienciación, legislación y trabajo de conservación finalmente están dando sus frutos. Pero esto no significa que el planeta esté a salvo. Miles de especies siguen en peligro de extinción y los ecosistemas continúan reduciéndose. La investigación muestra que el esfuerzo importa. Cuando las personas deciden actuar responsablemente, la naturaleza responde. La desaceleración de la extinción no es el final de la historia; es una señal de que, a través de la perseverancia y el cuidado, todavía tenemos el poder de dar forma a un futuro más equilibrado para la vida en la Tierra.Leer también | Cómo Júpiter dio forma al sistema solar primitivo y al nacimiento de los planetas



