El caso, que data de 2005, se centra en acusaciones de que asociados de Sarkozy hicieron un trato ilegal a cambio de favores políticos.
Sus partidarios se reunieron frente a su residencia en el distrito 16, donde Sarkozy apareció brevemente para saludarlos antes de dirigirse a prisión. Su familia convocó una manifestación a primera hora de la mañana en solidaridad. En un mensaje publicado en las redes sociales antes de su partida, Sarkozy dijo que la verdad prevalecería, pero que el costo personal era enorme.
El expresidente, de 70 años, mantiene su inocencia y ha apelado la decisión del tribunal, alegando que es víctima de un error judicial. Su equipo legal ha solicitado su liberación en espera de una apelación, mientras Francia se encuentra una vez más recuperándose de las consecuencias de uno de sus escándalos políticos más sonados.
