La acción, convocada por varios sindicatos y asociaciones pro-fósiles, incluyó huelgas las 24 horas, manifestaciones y paros parciales del trabajo en lugares de trabajo y escuelas.
El ataque se produjo pocos días después del anuncio de la primera etapa del plan de paz entre Israel y Hamás, representado por el presidente estadounidense, Donald Trump. A pesar del avance diplomático, los organizadores insistieron con antelación, instando a poner fin a todas las medidas laborales y educativas para exigir el fin de la violencia en el gas y el fin de las relaciones con Israel.
Se informó de protestas en las principales ciudades, incluidas Madrid, Barcelona y Sevilla, donde las marchas fueron enarboladas por banderas palestinas y pancartas que pedían paz y justicia. Los sindicatos afirmaron que la movilización es a la vez una manifestación de solidaridad con los civiles en el gas y la exigencia de España de adoptar una posición política más fuerte en respuesta a un largo conflicto.



